Villena se encuentra en una cruzada política desde hace poco más de medio año, cuando las elecciones a la presidencia del Partido Popular de la provincia dividieron al gobierno local. Desde aquel momento, la hostilidad de los dos bloques ha ido in crescendo entre Celia Lledó, que apoyaba a Ripoll junto con otros tres concejales, y Juan Carlos Pedrosa y Virtudes Amorós, erigidos como representantes de los ocho que apoyaban a Camps y su candidato López Fenoll.
En primer lugar, Lledó trató de apartar del gobierno a Virtudes Amorós. Una estrategia de desprestigio a la concejal de Agricultura basada en inculparle un caso de corrupción por asfaltar un camino que conducía a la casa de campo de un familiar. Aunque la jugada no le salió bien a la alcaldesa ya que se opusieron el resto de compañeros y todo quedó en el olvido.
Pero la primer edil continuó con su guerra, pensaba que quien no estaba con ella y Ripoll estaba en su contra. Por ello, hace tres meses expulsó de la Junta Local de gobierno a Adela Serra, Juan Carlos Pedrosa y Juan Richart, además, José Joaquín Oliva, se marchaba por sí solo. La salida se debió a que los díscolos no quisieron aprobar en una reunión de la junta los proyectos para los fondos estatales de inversión local, argumentando que necesitaban más tiempo para pensar si eran adecuados.
Celia Lledó fue perdiendo crédito de la ciudadanía y de sus compañeros, pero cuando parecía que se iba a quedar sola y peligraba su alcaldía, dos de los concejales díscolos más favorables a la unión que a la ruptura, Francisco Abellán y José Tomás Peralta, acercaron posturas y ocuparon el lugar de los expulsados, ganándose la enemistad de los que eran sus aliados y dejando un balance de seis concejales a favor y otros tantos en contra.....
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